sábado, 20 de junio de 2009

LLUVIA

CUENTO


1ª PARTE LLUVIA EN MIJAS

Iban en plena “faena” Almorejo y Califa, cuando el primero volvió la cabeza y dijo con asombro:
Oye Califa. ¿Aquella que viene, es Lluvia?
Claro que si, le respondió el otro. Solo puede ser ella. Aunque está viejecita.
Califa ¡!te consideras viejo ¡! Por que, yo no y por otro lado, tú no eres más joven, le dijo Almorejo un poco “dolido” y agregó: por que los tres tenemos la misma edad y tú no te libras “el tiempo pasa para todos”
Almorejo soltó un fuerte rebuzno. Y al llegar junto a ella le dijo:
Hola “Lluvia” que haces por aquí.
A lo que ella respondió:
Mi madrina otra vez me ha premiado, quiere que pase unos días con los míos y ya ves.
Estaré aquí varias semanas con este cuidador, disfrutando y viendo como paseáis a los turistas, para, de esa forma sentirme más orgullosa de vosotros y de “vuestra fama.”
Así que, iré a veros por el pueblo.
Y agregó: mi madrina siempre dice que nosotros somos muy trabajadores y nobles, que trabajamos donde nos ponen, por dura que sea la faena y sin desmayo.
Almorejo miró a Califa. Este con lágrimas en los ojos no pudo hablar, un nudo en la garganta se lo impedía.
Emocionado y con la voz un poco apagada dijo:
No te creas lo que escuchas de nosotros, solo les hacemos a las personas la vida un poco más fácil.
A lo que Almorejo agregó:
¡! Y, ahora, con las máquinas, coches y con los adelantos, lo tenemos un poco duro y cada vez somos menos.
¡! Que modesto eres le respondió Lluvia.
Se despidieron y se fueron.
La madrina había dispuesto que se hospedara en una casa con cuadra, alquilada a las afueras del pueblo, junto a una cuadra donde por circunstancias, algunas veces iban los burros.
Al día siguiente, Lluvia se despertó con el canto de los gallos, salió a la calle, junto a su casa vive una familia que tiene muchos animales las gallinas sueltas por el campo, la señora, muy temprano sacó a las cabras y sentada sobre un taburete y un cubo empezó a ordeñarlas, el marido tiene también caballos, sacó a uno de ellos y con un cepillo y una manguera empezó a bañarlo, al ser las primeras horas de la mañana el sol empezaba a mandar sus primeros rayos, es un momento que Lluvia no se quiere perder, al caerle el chorro de agua fina pero en abundancia sobre el cuerpo del caballo.
Por la temperatura se evapora unido a los rayos forman un espectáculo que se prolonga un buen rato para disfrutar.
Una vez bañado lo lleva a la plaza donde tiene una carroza para pasear a los turistas hay varios son típicos también, llevan unas sombrillas grandes para que los turistas pueda sentirse un poco mejor ya que a veces el sol hace estragos aquí se le llaman coches de caballos.
Lluvia se acercó a la cuadra. En el corto camino, disfrutaba viendo las casas diferentes a las que habitualmente hay donde ella vive. Por que estas, son todas muy blancas, con las ventanas coloridas, con viejas rejas forjadas con formas diferentes y muy personales que le daban en esos años.
Además la costumbre es poner en ellas muchas macetas tanto en las ventanas como en las fachadas.
La sierra, el verde de los pinares, las flores que abundan y los contrastes de colores que hay por el sol y mucho más hermoso al estar en primavera.
Con el hocico, cogió un poco de una clase de yerba, para llevársela a sus amigos, por que ellos, trabajan paseando a los turistas, pero por el pueblo, donde hoy está todo asfaltado.
Lluvia, de esa forma, hace gala de su memoria y les recuerda sus preferencias de la infancia.
Pero cuando llegó a la cuadra, se asomó por la ventana y observó que, era un lugar para los enfermos y allí había solo tres, Romero ya jubilado, Florido que está cojo por un mordisco y Palomo que estará de baja un tiempo, lo van a operar por que tiene un bulto en una pata
Estaban amarrados con una cuerda tan corta que no podían llegar a la ventana, incluso les impedía poder descansar cómodamente y además, sin paja en el suelo.
Ella le dio tal sentimiento, que no se lo podía creer, pensó que los tenían castigados por alguna travesura.
No puede ser. Ellos son sumamente obedientes y no suelen hacer nada que moleste, excepto esos rebuznos subidos de tono, pero siempre hay que perdonarlos, porque el motivo, es que son “solteros” y se considera Inevitable.
Pensaba,- tanto trabajar,- tanto hacían por los dueños, por el pueblo y su fama, que no podía creer que sufrieran sin motivo.
Pensó en preguntarles a los demás, por lo que estaba viendo.
Fue a su casa, allí pasó un buen rato apenada.
Pero, cual fue su sorpresa, cuando llegó a la plaza del pueblo, quizás por la hora, pero hacía un calor horroroso.
Aun estando en esa época del año, pero estamos en La Costa Del Sol y “el astro aquí no perdona”
Allí estaban. Califa, Golondrina, Mandela, Sietesoles, Gandhi, Revolución y Milagrito.
Todos ellos atados, de la misma forma que los de la cuadra, con la cuerda tan sumamente corta que les impedía moverse incluso descansar.
Les preguntó:
¿Es que no hacéis bien vuestro trabajo?
No. Respondió el más charlatán “Califa”
Tampoco es que sean malos los dueños, yo creo que es la torpeza, la falta de cultura.
A lo que agregó Gandhi, mi padre me decía que en realidad ellos son los verdaderos “burros.” Por que, mi familia se sentía orgullosa de haber contribuido al desarrollo de la agricultura y durante muchísimo tiempo, trabajamos donde nos ponían.
Insistía Lluvia. Si pero ¿Por qué este martirio?
Posiblemente por ignorancia insistía Califa.
Por que toda la vida se ha pasado mal pero dormíamos sobre paja aquí tenemos que dormir atados y de pie.
Golondrina después de un suspiro decía. Mi familia me contaba que antes, al mismo tiempo que trabajabas ibas comiendo, aquí solo podemos comer asfalto, el verde solo lo vemos de lejos y la verdad es que no son muy generosos a la hora de descansar.
Revolución el más joven dijo: asómate ahí abajo y vengas cuando vengas, nos veras de esta manera y algunos soportando el peso del carro ¿eso es descanso?
No te quejes Revolución. Al menos cuando estamos abajo tenemos muy buena sombra.
si es verdad decía Mandela y agregaba: por que “aquí cuando cae el sol “creo que hasta pesa”
Si por eso, deberían ponernos sombra aquí arriba también, comentaba Sietesoles, -- Yo me pregunto ¿Quien son los animales?
Lluvia les dijo:
No os preocupéis mirad a este señor que me cuida, esta anotando todo lo que ve y haciendo fotografías, me imagino que será para comunicárselo a mi madrina.
Ella tiene muy buen corazón y buenos amigos que no paran de ayudar a colectivos desfavorecidos. Tanto de personas como de animales.
Quizás las autoridades no lo sepan, dijo Lluvia.
Mandela contestó:
Si están informados, porque la verdad es que cada vez estamos mejor ahora tenemos veterinario, vienen de una asociación y cada vez son más cariñosos con nosotros.
La verdad es que nos tratan muy bien decían.
Tal como están las cosas hoy, decía Milagrito, no es lógico que se mire a otro sitio cuando hay un caso de “malos tratos”
Sietesoles añadió. Cada vez estamos mejor por que los propios turistas, cuando ven lo más mínimo, les llaman la atención y reclaman hasta por escrito.
De pronto una fuerte voz interrumpió:
Me cago el la… ¿Que hace esa burra aquí?
El muchacho insistía, ¡!aquí solo pueden estar los del pueblo ¡! para entonces se presentó la autoridad,
El cuidador de Lluvia” se acercó a ellos, después de insistir el joven.
Solo se calmó cuando le insistió la policía.
El cuidador les presentó la documentación.
La misma autoridad fue la que le aseguró que no le quitaría ningún cliente.
Si pero esa burra al no ser del pueblo y los burros están “enteros” y se están soliviantando, exclamaba subiendo otra vez la voz
Por favor, Cálmese ¡! Le dijo un policía.
Pero si yo estoy calmado, los que no se calman son los burros.
¿Es que no los escucha que no paran de rebuznar?
Caballero. ¿Está usted seguro que lo hacen por la burra?
Hombre me lo va a decir a mí, que llevo dos años con las bestias. El policía insistió.
Y ¿Por qué lo hacen normalmente, incluso cuando la burra no está?
Una vez aclarado todo el muchacho hubo de irse para hacer un servicio con doce turistas asiáticos.
Para ello trajeron a cinco burritos, Platero, Lucy, Roberta, Almorejo y Grande, de la parte de abajo más otros tantos para que estén dispuestos por si hay que hacer otro servicio.
En realidad abajo están descansando a la sombra para cuando los requieren.
Una vez calmado todo. Lluvia disfrutaba viendo a los suyos y cuando podían,- daban sus opiniones.
Por el trabajo, de vez en cuando se tenían que marchar, pero venían otros.
Otros que contaban sus hazañas y sus vivencias y de esa forma disfrutaban todos.
Nola una de las más viejecitas les decía: os quejáis por nada, os acordáis, antes cuando venían los grupos de americanos eso si que era trabajar.
Todos se reían.
En el pueblo entre los burros, se comenta que cada vez están mucho mejor porque ahora la mayoría son asiáticos.
Pero en otros tiempos, venían grupos de turistas en abundancia y a los que más se le temían eran a los americanos por el peso que tenían que soportar.
Procuraban decirlo siempre que estuviera Golondrina que se quejaba mucho y decía que sus dolencias eran, la herencia de cuando su familia trabajaba en las canteras.
En realidad se sienten muy contentos cuando viene Lluvia, por que con ella las conversaciones les traen buenos recuerdos y por que además ella luce unos atalajes, espectaculares llenos de colores. Que son la envidia del pueblo.
Todos se lamentan y dicen que ellos tienen la esperanza de llevarlos algún día.


Moraleja.

El burro taxi de Mijas viene de finales de los años cincuenta.
Los llamados arrieros trabajaban con sus animales y era el medio de transporte de la agricultura, en las obras, ellos traían la arena de la playa, de los ríos, subían las mercancías de Fuengirola, para últimamente trabajar en las canteras, las antenas repetidores de la sierra.
Poco a poco los camiones y máquinas sustituían a los animales, ellos seguían haciendo las rutas que las máquinas no podían, cuando regresaban a sus casas, eran requeridos por los turistas empezando con las típicas fotos con ellos para después subidos y ya más tarde pasearse o subir a la ermita, recorrer y conocer el pueblo.
Normalmente a los burros se les ha tratado con respecto a la cultura que había por parte de los arrieros.
En Mijas hoy cuentan con un área, la parte de abajo con sombra, agua.
Para mi forma de ver la vida le falta alfalfa o verde esa comida que tanto les gusta y posiblemente se merezcan.
Además serviría para relajo del ignorante que soy yo, al verlos con una buena comida mientras descansan.
La parada de arriba (mejorable) por el temido calor. El sol que cae como solo lo hace en estas tierras.
Por eso pienso que una bonita “pérgola” además de atractivo lo haría en mi gusto un sitio propio.
Propio para los famosos taxis.
Los animales y los turistas se lo merecen y además lo agradecerán y el pueblo, que de por si tiene fama, le daría más grandeza en todos los aspectos.
Hoy y gracias a la asociación protectora “el refugio del burrito” está mejorando y por suerte tenemos otras formas de ver las cosas. Se llama “calidad de vida”
Por supuesto que siguen siendo aun mejorables.
Yo no me conformaré como buen andaluz (por lo exagerado) hasta conseguir, por lo menos en verano y una vez terminado el fatigoso trabajo ver como descansan tumbados en una buena hamaca de paja y contemplando el verde aunque solo sea de lejos y el verde sea de un campo de golf.
Por que aunque sean animales y por si fuera poco “burros” tienen vida y se merecen un buen descanso para al día siguiente rendir mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario